sábado, 4 de febrero de 2012


Cuando terminé de escribir la primera parte Javier no había terminado la música y yo aun tenía más cosas para contar.

GAUCHO VIAJERO Parte II

Es la segunda ocasión
que usted me invita a su casa,
cosa que no siempre pasa
a un gaucho como yo
que una vez que alza la voz
ni muriéndose se calla.

Quizá este defecto mío
nació junto a los pesares
que viven por esos lares
donde habita la pobreza
y que llenan de tristeza
y de penas mis cantares.

En tiempos de vacas gordas
todos son buenos amigos
pero si luego el camino
amenaza malos vientos
nos encerramos adentro
y acaparamos abrigo.

Nadie se deje engañar
por la mano traicionera
que cual caricia sincera
le palmea el hombro ahora
mañana a la misma hora
lo ignora o abofetea.

El buen gaucho lleva siempre
su corazón en la mano
y ha de brindar a su hermano
lo mejor que hay en su rancho
y así se le cuela un chancho
disfrazado de paisano.

Aprovecha la bondad
y se muestra agradecido,
mas luego al menor descuido
le roba al otro su pan,
“su mujer y su gabán”
Como el peor de los bandidos.

Mas cuando al pobre le toca
llamar a puertas ajenas,
a nadie importan sus penas
ni le duelen sus dolores
cada uno cuida sus flores
y sin mirar hacia afuera.

Buscando trabajo estuve
andando leguas enteras,
hasta traspasé fronteras
para conseguir trabajo
y al final caí tan bajo
que recordarlo me apena.

El que creía mi amigo
me dio la espalda sin más,
me derivó al capataz
y el capataz engreído
me obligó, como castigo
a mendigar por mi pan.

Necesitando un mendrugo
para llevar a mi rancho
soporté aquel carancho
revoloteando ahí encima
porque las tripas vacías
sonaban a zafarrancho.

Pero ese pan hace doler
al pasar por la garganta
más que doler agiganta
por dentro la rebelión
estrujando el corazón
y revolviendo la panza.

Descubrí que casi nadie
es de por si generoso,
cuando puede se hace el oso
y mira para otro lado
esquivando al necesitado
como si fuera un leproso.

Y talvez por esa causa
me convertí en ermitaño
a nadie quiero hacer daño
y así evito que me lo hagan,
me quedó a fuego grabada
la lección del desengaño.

No vaya a pensar usted
que yo he venido a llorar
y entienda que mi cantar
es fruto que he recogido
a lo largo del camino
en años de trajinar.

A nadie le echo la culpa
por lo mucho que he sufrido
porque yo solo he elegido
la senda que transitar
y después de tanto andar
le cuento lo que he vivido.

Tal vez la culpa la tenga
mi manera de elegir
porque me gusta vivir
como me enseño mi padre
el vino es vino o vinagre,
blanco o negro, nunca gris.

Me negué al camino fácil
y evité cualquier atajo
y caminando a destajo
emprendí la cuesta arriba
mientras se me iba la vida
como sangre por un tajo.

Yo se bien que hay otras rutas
que llevan al mismo fin
pero siguiendo un sentir
que me venía de adentro
avancé de cara al viento
que es mi forma de vivir.

La vida me compensó
con muchos buenos momentos
no dura siempre el mal tiempo
ni llueve todos los días
por eso estas coplas mías
a veces cambian de acento.

La llegada de mis hijas
cambió el color a mi vida
transformaron mi guarida
en jardín lleno de flores
con dibujos de colores
y explosiones de alegría.

Mientras las veo crecer
yo me preocupo por ellas
la vida no siempre es bella
y se los hago saber
pero en cuestión de aprender
cada uno sigue su huella.

Ellas deberán trazar
día a día sus caminos
fabricando sus destinos
cometiendo sus errores
han de recoger sus flores
evitando los espinos.

Me gustaría asegurarles
una vida algo mejor
pero no alcanza el amor
para allanar los senderos
cuando les llegue su enero
aguantarán su rigor.

Elegirán sus banderas
como yo elegí la mía,
disfrutarán de alegrías
y han de llorar por sus penas
sus vidas me son ajenas
aunque las sienta tan mías.

Pues nada le pertenece
a este cantor, ni sus versos,
y ni siquiera los besos
que he dado y he recibido
todo lo visto y vivido
son parte de mi universo.

Cada persona es un mundo,
cada mundo es diferente
que ni el vecino de enfrente
es capaz de comprender
cada uno a su entender
elige el tren de su suerte.

Antes de echarse a opinar
sobre las cosas ajenas
hay que plantearse si es buena
y sana nuestra intensión
porque sino la opinión
será una clara condena.

“Uno es uno y las circunstancias”
dijo Ortega, hace ya tiempo
cada uno en su momento
a tenido que elegir
si detenerse o seguir
según su discernimiento.

No se si alcanza a entender
por donde va mi argumento
mi canto va como el viento
rebotando en las esquinas
y a veces se desafina
mas no pierde fundamento.

Mi canto son reflexiones
de las cosas que aprendí
y que luego transcribí
para soltarlas cantando
mientras las voy recordando
muestran todo mi sentir.

Yo no soy de esos cantores
que van detrás de la fama
trato de llevar las canas
con toda la dignidad
canto siempre mi verdad
tal como me viene en ganas.

Yo no creo ser el dueño
de la verdad que defiendo
en mi experiencia yo entiendo
que es mi deber defenderla,
más valiosa que las perlas
y es lo único que tengo.

Si ofendiera con mi canto
a alguno de los presentes
quiero que quede patente
que no es esa mi intensión
pero si abro el corazón
surge lo que está latente.

No vaya a pensar usted
que yo albergo en mi interior
algún tipo de rencor
o resentimiento alguno
de lo vivido resumo
y luego se hace canción.

Mas, si resulta que alguno
se diera por aludido
no se haga el ofendido
y disculpe a este cantor
no es mi culpa si el olor
surge de donde ha surgido.

Siempre he tenido cuidado
de vivir honestamente
porque mantengo presente
la mirada de mis viejos,
más pobres que los cangrejos,
pero miraban de frente.

Aquí me tiene otra vez
arrimadito al fogón
disfrutando del calor
y saboreando su vino
aquí me trajo el camino
y aquí suelto mi canción.

Yo le agradezco de nuevo
que me haya usted invitado
no quiero resultar pesado
ni abusar de su amistad
ahora me voy a marchar
vine a cantar y he cantado.

Y dejándole un abrazo
que resume mi emoción
le entrego mi corazón
lleno de agradecimiento
mientras me voy como el viento
susurrando una canción.


Raúl Terán.

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